En 1868, el científico
británico James Maxwell había
anunciado que, teóricamente, las ondas de radio debían existir. Veinte años
después, esta predicción fue confirmada experimentalmente por el físico alemán Heinrich Hertz,
quien demostró que tales ondas se comportan igual que la luz. En 1890, el
médico y físico francés Edouard Branly inventó
y construyó el primer detector de ondas radioeléctricas, el cohesor, un tubo
lleno de limaduras metálicas. Y en Rusia, el físico A. Popov inició
una investigación sobre los procedimientos para la detección de las tormentas
eléctricas próximas conectando un aparato a un registrador meteorológico.
Todo
estaba dispuesto para construir el primer sistema de telegrafía sin hilos. Pero Guillermo Marconi pensó que las ondas electromagnéticas
descubiertas por Hertz podrían usarse para señalizaciones. Y en su
laboratorio, inició la construcción de un excitador y un cohesor o receptor,
separados por unos diez metros entre sí. El cohesor consistía en un recipiente
de virutas de metal poco apretadas entre sí, que ordinariamente conducían poca
corriente. Al ser incididas las limaduras metálicas por ondas de radio,
aumentaba la corriente. De esta manera, las ondas de radio podían
convertirse en una corriente eléctrica que era posible detectar fácilmente.
Por lo
tanto, la idea de "telegrafiar sin hilos" había cruzado por algunos
cerebros, aunque no llegó a manifestarse en realización alguna. Fue Marconi quien, provisto del aparato de
Hertz, la antena de Popov y el cohesor de Branly, logró realizar efectivamente
una transmisión de telegrafía sin hilos.
En 1894 el ingeniero
italiano Marconi leyó la biografía de Heinrich Hertz e inmediatamente empezó a
trabajar en la idea de usar las ondas electromagnéticas para transmitir
señales.
En 1895 Marconi probó
sus aparatos, con los cuales logró enviar señales hasta distancias de un par de
kilómetros.
Marconi
ofreció sus inventos al gobierno italiano, pero como la respuesta tardó en
llegar decidió ir a Inglaterra, donde en 1896 obtuvo la primera de sus muchas
patentes.
Marconi
afirmaba que sería posible enviar señales a distancias de 150 km. Sin embargo,
muchos científicos rechazaron su pretensión con el argumento de que, si las señales
se propagaban en línea recta, entonces se perderían en el espacio antes de
poder seguir la curvatura de la Tierra.
Marconi
realizó muchos experimentos, y fue aumentando poco a poco la distancia de la
transmisión. Descubrió que si conectaba a tierra uno de los extremos del
transmisor, y el otro extremo a una varilla larga, entonces las ondas parecían
ser guiadas alrededor de la superficie terrestre; de esta manera logró
transmisiones a través de distancias increíbles para su época.
En 1898 empieza a
realizar pruebas de transmisión de señales a través del Canal de la Mancha y en
1901 logró una transmisión a través del Océano Atlántico: de Polhu en
Cornualles, Inglaterra, hasta San Juan de Terranova, Canadá.
El 27 de marzo de 1899, Marconi a petición del Gobierno de Francia (quien fue uno de los que financiaron sus proyectos), hace una demostración de sus experimentos y consigue
el enlace a través del Canal de la Mancha, entre Dover (Inglaterra) y Boulougne
(Francia), a una distancia de 48 km, en lo que fue la primera transmisión entre
ambos países, lográndose la primera comunicación de telegrafía sin hilos a
mayor distancia, dando inicio a la era de la radio.
A pesar del debate que se
suscitó por saber quién fue el inventor de la radio, si Nikola Tesla o Guillermo
Marconi (Se asegura que Marconi utilizó patentes de Tesla en su invento) el acontecimiento
de conexión entre Francia e Inglaterra a través del Canal de la Mancha es gran
importancia en las telecomunicaciones ya que sirvió de base para desarrollar nuevas
tecnologías y comunicaciones inalámbricas, que serían de gran utilidad para la
humanidad, y su uso fueron fundamentales en la Primera y Segunda Guerra Mundial.
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